Entumecidos se encuentran los jinetes del apocalipsis, cuando posas sobre mi ser. Es placer carnal doloroso y efímero tu sentir en los músculos y la pena me envuelve. Hubiese sido divertido, una mala mujer, la erótica, perversa y doliente.
Esa, yo.
Pero me haces regresar a esta realidad perdida, obsoleta. Infinita deficiencia de no haber aguantado en su ser millones de segundos más. Pues no lo conocí en el instante eterno, en la minuciosa claridad. En la repugnancia de mi pasado me encuentro y el camino se acelera al futuro regresivo.
Maldito! Maldito seas pensamiento bueno y concreto!
Las mil mariposas de mi epidermis están sitiendo sobre sus alas una redención...
domingo, 13 de diciembre de 2009
lunes, 23 de noviembre de 2009
En la gran cama guinda
Los Lunes le prometo a la luna.
Yo ruego y no existo.
Mis promesas siempre somnolientas,
no configuran ni el futuro, ni lo lila, tan solo lo preciso
Yo ruego y no existo.
Mis promesas siempre somnolientas,
no configuran ni el futuro, ni lo lila, tan solo lo preciso
viernes, 30 de octubre de 2009
Aliviar tus ojos.
No cae al suelo para que lo recojas. Cae para que te des cuenta.
Obsérvame, por favor, que te miro y mi desconsuelo se inunda ante tu simpatía disipada. Obsérvame, que te he trazado un cruce con mi vida y aún no lo conoces, pues debo contártelo todavía.
Obsérvame, no he obrado erradamente para que tu lado desgraciado, malicioso, no desee consultar, a su alma, el aliviar sus ojos en mí.
Obsérvame! ¿Qué he hecho? ¿Acaso soy invisible? Soy como tú, no eres más, mi piel se eriza cuando siento mis pies acariciar el mismo suelo que tú acariciaste en algún momento; mi cuerpo se entremese al oír al fuego con el fuego.
Contémplame, mírame, examíname, percíbeme, acéchame, date cuenta de mí, cázame como una fiera salvaje que tan solo quiere comerse tu carne para ofrecerte un poco de realización.
¡Que no eres nada! - te digo - ¡Nada! Mi existencia te determina, pero tú no puedes voltear, no puedes mirarme y me dejas acá parada, esperando que tu semblante se sienta culpable y voltee. Yo no quiero remordimientos. Yo quiero tu desenvolvimiento malicioso, quiero que me atrapes y me desangres, como aquel ruido infinito que cruza las calles y los hoyos.
Mírame, mírame, mírame, que no es justo, yo te he analizado completamente y tú no te dignas a tornarte hacia mí, porque no lo merezco y no he hecho nada para merecerlo. He sido una mala persona, una maldita asesina, convenida y egoísta que mata por la ausencia del candor absoluto.
Egoísta eres tú que no me observas, que no me buscas. Si deseas que te suplique, te suplico. Soy una sola y finita. No tengo trascendencia y mis colores se opacan progresivamente en los jardines. Soy mujer. Si no me miras, ¿para qué aguanto? ¿para qué busco? Ya no tengo sentido en este inconsolable desierto maldito que me enreda entre las algas del desamor, pues no merezco esta histeria.
Soy maldita, implacable. No me ayudes, ni voltees ni me observes. Igual en cualquier momento la soga me quitará el aliento y, por fin, quizá, mis escritos se encarnecerán en este paraíso putrefacto. Y es tu culpa por no tener la intención.
Obsérvame, por favor, que te miro y mi desconsuelo se inunda ante tu simpatía disipada. Obsérvame, que te he trazado un cruce con mi vida y aún no lo conoces, pues debo contártelo todavía.
Obsérvame, no he obrado erradamente para que tu lado desgraciado, malicioso, no desee consultar, a su alma, el aliviar sus ojos en mí.
Obsérvame! ¿Qué he hecho? ¿Acaso soy invisible? Soy como tú, no eres más, mi piel se eriza cuando siento mis pies acariciar el mismo suelo que tú acariciaste en algún momento; mi cuerpo se entremese al oír al fuego con el fuego.
Contémplame, mírame, examíname, percíbeme, acéchame, date cuenta de mí, cázame como una fiera salvaje que tan solo quiere comerse tu carne para ofrecerte un poco de realización.
¡Que no eres nada! - te digo - ¡Nada! Mi existencia te determina, pero tú no puedes voltear, no puedes mirarme y me dejas acá parada, esperando que tu semblante se sienta culpable y voltee. Yo no quiero remordimientos. Yo quiero tu desenvolvimiento malicioso, quiero que me atrapes y me desangres, como aquel ruido infinito que cruza las calles y los hoyos.
Mírame, mírame, mírame, que no es justo, yo te he analizado completamente y tú no te dignas a tornarte hacia mí, porque no lo merezco y no he hecho nada para merecerlo. He sido una mala persona, una maldita asesina, convenida y egoísta que mata por la ausencia del candor absoluto.
Egoísta eres tú que no me observas, que no me buscas. Si deseas que te suplique, te suplico. Soy una sola y finita. No tengo trascendencia y mis colores se opacan progresivamente en los jardines. Soy mujer. Si no me miras, ¿para qué aguanto? ¿para qué busco? Ya no tengo sentido en este inconsolable desierto maldito que me enreda entre las algas del desamor, pues no merezco esta histeria.
Soy maldita, implacable. No me ayudes, ni voltees ni me observes. Igual en cualquier momento la soga me quitará el aliento y, por fin, quizá, mis escritos se encarnecerán en este paraíso putrefacto. Y es tu culpa por no tener la intención.
viernes, 28 de agosto de 2009
I
Lamentablemente, no me lamento.
Con esta esencia requisitoria ausente, me entregué y no dejé que me incendien el cuerpo. Tan delicioso padecer, sin tu ser cercano y vivir a solas, de mentira, pero a solas. Deliciosa pintura que cae desde los cielos y me refleja una vida sin tus filamentos. Tan preciados riesgos desperdicio, tantos frenesí no he de analizar, tan solo por estar cerca de tus extraños latidos. ¡Que despilfarro! ¡Que primavera insípida!
Mas nada vale más la pena,que verte desde mis escaleras y volverme a hipnotizar en ti.
Con esta esencia requisitoria ausente, me entregué y no dejé que me incendien el cuerpo. Tan delicioso padecer, sin tu ser cercano y vivir a solas, de mentira, pero a solas. Deliciosa pintura que cae desde los cielos y me refleja una vida sin tus filamentos. Tan preciados riesgos desperdicio, tantos frenesí no he de analizar, tan solo por estar cerca de tus extraños latidos. ¡Que despilfarro! ¡Que primavera insípida!
Mas nada vale más la pena,que verte desde mis escaleras y volverme a hipnotizar en ti.
martes, 30 de junio de 2009
Tu alcoba
Las delicadas paredes se vuelven concreto y se anudan mis sentimientos. Necesito un poco de agua, tan solo un sorbo de agua helada para desatar mi somnolencia absurda y mi antifaz de "¡ay! no es nada". Sí, sí, llegó el momento del despliegue de alas y de la pausa necesaria para ambos, pero alejada de la vista. Es momento de mi amor absoluto, de rescatar y valorar el tren que va por dentro. Momento sin sangre, de candor, acá se avecina mi eclipse. A ver ¿quién lo va a tomar? Te necesito.
domingo, 7 de junio de 2009
Saliva
Que cae y se siente, aunque el desastre sea imperfecto y el desastre es regocijante, delicioso..
Tu sed, mi somnolencia, el calor, las venas, la manta roja, el perro que salta, el visitante de aquel cese, tu sangre, nuestro cuerpo.
Este amor de humo progresivo, ascendiente y de sueño.
Ya no, nunca más te vas.
Tu sed, mi somnolencia, el calor, las venas, la manta roja, el perro que salta, el visitante de aquel cese, tu sangre, nuestro cuerpo.
Este amor de humo progresivo, ascendiente y de sueño.
Ya no, nunca más te vas.
lunes, 25 de mayo de 2009
A aquel empeñoso errante:
¿Cuándo? ¿Desde cuándo?
Ahí perturba el insaciable, que toma mi más pura esencia, la de las madrugadas.
Aquello precioso que busca y desea, tan tristemente es creación y mito perverso.
Yo he volado sobre tus estimaciones y nadie desata más candor que yo, conmigo.
Deja de manipular las frías jaulas de este desierto minusválido.
Vive este viejo renacer, principito de plomo.
Ahí perturba el insaciable, que toma mi más pura esencia, la de las madrugadas.
Aquello precioso que busca y desea, tan tristemente es creación y mito perverso.
Yo he volado sobre tus estimaciones y nadie desata más candor que yo, conmigo.
Deja de manipular las frías jaulas de este desierto minusválido.
Vive este viejo renacer, principito de plomo.
miércoles, 20 de mayo de 2009
Yo, distancio
Te agrego, me agrego. Acá, insolente.
Subyugado a mi alma se remonta este amor loco que no quiero ¡devuélvelo!
¿Y por qué esta adolescencia inútil no contempla? ¿No ves?
Corazón, loco ¿por qué? Tienes el camino tan profundo, hermoso y perfecto; pero aún así se abren los obturadores. Y tú, yo, lloro.
Sufro por tus malditas ansias, corazón, sufro aunque sea la hora de nacer y renacer; mientras yo... Yo presagio mi rutina, que la deseo y me devora. Es perfecta mi usanza, clandestina y sagaz ¡Deliciosa! Es esta mi costumbre, tan gozosa y complaciente, delicada y celestial.
Además, es mía.
Pero aún mi meollo no clausura aquella incitación, que invita, fascina y desgarra.
Subyugado a mi alma se remonta este amor loco que no quiero ¡devuélvelo!
¿Y por qué esta adolescencia inútil no contempla? ¿No ves?
Corazón, loco ¿por qué? Tienes el camino tan profundo, hermoso y perfecto; pero aún así se abren los obturadores. Y tú, yo, lloro.
Sufro por tus malditas ansias, corazón, sufro aunque sea la hora de nacer y renacer; mientras yo... Yo presagio mi rutina, que la deseo y me devora. Es perfecta mi usanza, clandestina y sagaz ¡Deliciosa! Es esta mi costumbre, tan gozosa y complaciente, delicada y celestial.
Además, es mía.
Pero aún mi meollo no clausura aquella incitación, que invita, fascina y desgarra.
lunes, 4 de mayo de 2009
Because
Seguimos en línea recta, en primer lugar.
Acá viene, aquel tema de contaminación y desgaste, que tus manos desataron ante aquellas nubes que forman, pero luego, transforman. Me encanta, lo deseo, me acerco y me estremesco. Mis pies se estiran y te respiro.
Además las escaleras que recorro en aquel cielo púrpura, violeta con amarillo y rojo. Como tu camiseta, aquella, la que conocemos. Tan alto y profundo y... Me destruye la mente. A veces tan puro, pero hoy infinito y, además, sincrónicamente hacia arriba, tan lejos como aquel que deslumbra.
El amor es todo,
el amor es nuevo, eres tú.
Y, cuando regresa el llanto, es momento de reincertarme, porque aquella inmensidad no sé a quién profese ni a quién altere, pero aparece el sollozo tímido de este irracional animal, yo, que no comprendo y temo.
Me temo a mí, que ya se acerca la bestia de aquel silencio.
Acá viene, aquel tema de contaminación y desgaste, que tus manos desataron ante aquellas nubes que forman, pero luego, transforman. Me encanta, lo deseo, me acerco y me estremesco. Mis pies se estiran y te respiro.
Además las escaleras que recorro en aquel cielo púrpura, violeta con amarillo y rojo. Como tu camiseta, aquella, la que conocemos. Tan alto y profundo y... Me destruye la mente. A veces tan puro, pero hoy infinito y, además, sincrónicamente hacia arriba, tan lejos como aquel que deslumbra.
El amor es todo,
el amor es nuevo, eres tú.
Y, cuando regresa el llanto, es momento de reincertarme, porque aquella inmensidad no sé a quién profese ni a quién altere, pero aparece el sollozo tímido de este irracional animal, yo, que no comprendo y temo.
Me temo a mí, que ya se acerca la bestia de aquel silencio.
Tentación
Mi discurso, ante tu boca que llama, mata y provoca.
Colores que penetran mi jaula, este encierro maldito: Aquel amarillo infeliz y fascinante, de este rústico antojo.
Es que jamás he de pensarte si lo deseo, si lo necesito. Hundirme en aquellas letras que sobre vuelan sobre mi ser... al compaz de Within you without you, la forma de tu sombra, la tricionera, que me envuelve y te sigo, persigo.
Así, mi rabia y mi desgaste se procesan y resultan en ti, mi variedad, ése, tú.
¡Que alguien la encierre! ¡Guardenla! Que suelta en esta semana, no ayuda ni goza.
Tan solo me destruye... Y es tan sublime.
Colores que penetran mi jaula, este encierro maldito: Aquel amarillo infeliz y fascinante, de este rústico antojo.
Es que jamás he de pensarte si lo deseo, si lo necesito. Hundirme en aquellas letras que sobre vuelan sobre mi ser... al compaz de Within you without you, la forma de tu sombra, la tricionera, que me envuelve y te sigo, persigo.
Así, mi rabia y mi desgaste se procesan y resultan en ti, mi variedad, ése, tú.
¡Que alguien la encierre! ¡Guardenla! Que suelta en esta semana, no ayuda ni goza.
Tan solo me destruye... Y es tan sublime.
martes, 7 de abril de 2009
Desiertas las horas
Cada que toco aquellos instrumentos tuyos, juro ser la última en sentir tus últimas huellas en la tierra.
Quizá es una estupidez, tormentas de infantas malcriadas que sobrevuelan esta mente.
Pero ¿saben qué?
Me aleja de la muerte.
Quizá es una estupidez, tormentas de infantas malcriadas que sobrevuelan esta mente.
Pero ¿saben qué?
Me aleja de la muerte.
domingo, 15 de febrero de 2009
La desgarradora
La maldita. La que te carcome los sentidos y te descontrola, esa. La que me hace palpitar las muñecas pidiendo por tu esencia.
Aquella, la solitaria, la única y perversa, que me envuelve y me mata y me jala hacia tus brazos, hacia tu calor inmediato, esa.
La fuerte y despiadada que inunda mi ser llenandome de ti, que tortura y muerde con fuerza sucia.
Esa dolorosa, que se avecina inocente y me hace sumergirme en ti, en tu viviente amor que me llena el alma y me eriza los huesos.
Es esa la locura que me desata en mi próximo frenesí frente a tu cadáver. Aquella locura que me arrincona ante tus pies y me hace sentirte el caballero despiadado que solo tiene ojos para el amor y para hacerme sentir aquella mujer a salvo del ahogo.
Ahí va, la maldita, mi locura, tu locura, mi desenfreno ante tu impecable vícera.
martes, 3 de febrero de 2009
Limitaciones dadas.
Yo he salido y te he visto.
Se pasan las mañanas hasta que decido levantar la desmesura y abrir las cortinas de mi cuarto. Aquella luz maldita, que me envenena, no dice nada, solo sonidos ciegos. Ya es momento de encontrarme con tu rostro profundo, de entenderte y maldecir a la suerte, esta infamia maldita que solo sabe de caprichos y de girar eternamente. Que encontrarte es una de las cosas más fáciles que existen, porque en este país de desenfreno y poco coraje, nadie hace nada por limpiar tu rostro y sanarte. Curarte el alma partida que no dice más que son manos rígidas con fuego en las palmas las que necesita, para salvar a aquella inocencia, la maldita; para llenar de gozo esta inmundicia. Pero no quiero acabar este texto sin volver a tu rostro, a tus atezados años que se notan en la piel, a aquellos golpes que las pupilas marcan y se descubren frente al sol, a tu infinita melancolía y a tus incansables anhelos de seguir rogando para que el crecer no sea tan destructivo y que se partan un par de normas así, porque sí.
Se pasan las mañanas hasta que decido levantar la desmesura y abrir las cortinas de mi cuarto. Aquella luz maldita, que me envenena, no dice nada, solo sonidos ciegos. Ya es momento de encontrarme con tu rostro profundo, de entenderte y maldecir a la suerte, esta infamia maldita que solo sabe de caprichos y de girar eternamente. Que encontrarte es una de las cosas más fáciles que existen, porque en este país de desenfreno y poco coraje, nadie hace nada por limpiar tu rostro y sanarte. Curarte el alma partida que no dice más que son manos rígidas con fuego en las palmas las que necesita, para salvar a aquella inocencia, la maldita; para llenar de gozo esta inmundicia. Pero no quiero acabar este texto sin volver a tu rostro, a tus atezados años que se notan en la piel, a aquellos golpes que las pupilas marcan y se descubren frente al sol, a tu infinita melancolía y a tus incansables anhelos de seguir rogando para que el crecer no sea tan destructivo y que se partan un par de normas así, porque sí.
miércoles, 14 de enero de 2009
jueves, 8 de enero de 2009
Diente de león
Como el ping pong, o como un juego de azar. Así danza mi vida al rededor de los miedos. Por ti. Por tu culpa es que le temo a tanto. Me dejas en el comienzo de mi vida y tan solo aprendiendo a temer. A temerle a morir sin ver o a no reconocer rostros jamás. O a no pintar mi mundo de grises, porque no los hay.
Te introdujiste con tus enseñanzas de modales y a las enfermedades ¿para qué? Tan solo para liberarme a los 15 años sola. Sola.
Así no se dará mi vida.
Yo endurezco mi cuerpo como un cuervo violento. Jamás nadie podrá derribarme, porque yo me he sabido cuidar y proteger.
Es así que jamás deliro frente a mis conocidos, ni lloro frente a las cámaras. Tan solo firme y fuerte como la luz, como una tenue rata maldita.
Porque tú tan solo me ayudaste a temer y a llorar ante el fuego. Y si hoy no le temo, es gracias a mí, yo crezco en mi furia.
Fuiste tú quien me dejó, fuiste tú quien me mintió y fuiste tú quien me hace temer.
Es tu culpa, tu eres un tormento sin control. La furia más alta del frenesí. El egoísmo en uno.
Porque tú, porque.. perderte era mi miedo más grande y te perdí.
Y a diario soplo dientes de león pero solo cerrando los ojos y sin ver aquellas alas volar. Tú siempre has sido mi verdadero amor y para aprender a no temer, debo aprender a temer. El cáliz es púrpura y mi sangre no lastima. Y todo es gracias a ti, porque dejarme fue lo más arriesgado y delicioso en esta vida, porque he podido entenderte y mis añoranzas son tuyas.
Y solo tú sabes cuánto miedo hay en mí y estas palabras son solo rencor al mundo y a su convencionalismo.
Gracias a ti le temo a la vida y esa es mi razón de vivir.
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