Las delicadas paredes se vuelven concreto y se anudan mis sentimientos. Necesito un poco de agua, tan solo un sorbo de agua helada para desatar mi somnolencia absurda y mi antifaz de "¡ay! no es nada". Sí, sí, llegó el momento del despliegue de alas y de la pausa necesaria para ambos, pero alejada de la vista. Es momento de mi amor absoluto, de rescatar y valorar el tren que va por dentro. Momento sin sangre, de candor, acá se avecina mi eclipse. A ver ¿quién lo va a tomar? Te necesito.
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