Te agrego, me agrego. Acá, insolente.
Subyugado a mi alma se remonta este amor loco que no quiero ¡devuélvelo!
¿Y por qué esta adolescencia inútil no contempla? ¿No ves?
Corazón, loco ¿por qué? Tienes el camino tan profundo, hermoso y perfecto; pero aún así se abren los obturadores. Y tú, yo, lloro.
Sufro por tus malditas ansias, corazón, sufro aunque sea la hora de nacer y renacer; mientras yo... Yo presagio mi rutina, que la deseo y me devora. Es perfecta mi usanza, clandestina y sagaz ¡Deliciosa! Es esta mi costumbre, tan gozosa y complaciente, delicada y celestial.
Además, es mía.
Pero aún mi meollo no clausura aquella incitación, que invita, fascina y desgarra.
1 comentario:
tal vez, el Corazón, loco
ya no quiero lo seguro.
tal vez, el Corazón, loco, se dio cuenta que está loco
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