domingo, 18 de mayo de 2008

Son agrietados los días en Lima.




Más que una diosa.




Fuente de inspiración mía, tantos ruegos para ti. Con tu furia descontrolada y tus locas ganas por contar el porvenir. Con tu corto cabello negro, tus ojos saltones y ese peso que te disgustaba tanto. Con cuantas ganas he de suplicarte que me bendigas y me regales tu mano. Porque tú sola hiciste las vallas de tu camino, pero tan encantada estabas por caerte y tanto placer te causaba tu dolor; que cambias mi vida por completo. Me transformas y me deformas.

Estoy envuelta de tu magia negra, que no sé si es un regalo o un martirio. Pero en sueños y con mi semblante de pie, necesito que caiga de tus ojos toda la sangre con aquellas inspiraciones tuyas, que hoy en día me quitan el miedo a partir.





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