Juré absorber todo en mi mano. Y es así. Nadie ve llorar a la princesa de lata.
Ella guarda todo en la caja que tiene dentro de su ser, dentro de su esencia.
Camino, subo a un micro, camino, sonrío. El hombre! Que maravilla es la creación. Ver a un ser humano hablar, envuelve en magia a la cínica niña.
Nadie la ve, pero ella vuela entre el mundo. Y la sociedad que avanza, avanza y no la ve. Si alguien se siente invisible, ella lo determina con tanta pasión.
Y a qué más podría dedicarme? Mis iguales comentan y comentan el apoyo externo. La imaginación de la princesa vuela.
Tan joven y con tanta imaginación? No es justo para ella. Tengo que lidiar con esta vida oblicua y no puedo.
Todos tienen que ver a la niña sonreír, porque si no sonríe algo anda mal. Pero mi noche es eterna y solemne y nadie lo sabe, sólo mi mano, que es más fuerte que la misma fuerza.
Cada vez más ensimismada, corre, corre, corre, pero el infinito no llega. Y odia usar el término de algo indiscutible e insoluble.
Siempre ahí. No hay un siempre ahí para mi. Pasa todo, me circula, pero nada incondicional. La princesa tendrá que marcar su camino hacia delante y hacia atrás y su corazón es aún verde.
No quiero mover más, no quiero más sinapsis en mi cuerpo. Quiero volver y volver y caer. Caer por siempre dentro de mi vergüenza, porque a la princesa nadie la ve llorar, sólo tú.
miércoles, 12 de marzo de 2008
martes, 11 de marzo de 2008
Dieciséis.
Ella se posaba, como una mariposa en otoño, sobre su ventana. Sentada en una silla no tan alta como su inocencia, solo llegaba a ver la vereda de en frente, las dos casas de en frente y quizá un poco de las que están más atrás. Espera lo inesperado, quizá una sorpresa eterna, que la vida no le va a dar, un visitante con alma, con semblante. Pero no quiere a nadie en casa, quien venga lo va a largar. La mariposa de otoño se siente incomprendida, porque su visitante no llega, porque no dobla por la esquina, porque él no comprende lo que pasa en sus sombras, porque un príncipe la está comprendiendo ahora y ella no puede controlar la situación.
Y ella seguirá esperándolo, pensando que va a pasar por la esquina de ladrillos, pensando que él la va a desear cerca. Y es que ella se percata, como quien pierde 12 años de su vida, que nunca tuvo un silencio con paz, nunca tuvo seguridad o quizá sí la tuvo, pero no se dio cuenta, sino hasta hace dos años que la perdió.
Y ella llora y ella no siente, ella voló a 7 planetas distintos, dónde no encontró paz, ni encontró refugio. Y qué vendrá para ella? Y sobre qué volará ella? Ella no puede sostenerse, mientras hoy está sobre una alfombra voladora, mañana más tarde caerá y tendrá que ver sobre qué cuerda se vuelve una equilibrista profesional. Pero ella cree ser fuerte y quizá lo sea, pero eso ni siquiera su alma lo sabe, solo los hilos de su enredada vida.
Y ella solo está despierta aún, porque el árbol de enfrente exhala oxígeno sólo por ella, porque él la ama y ella lo sabe, pero él es obstinado y no va a doblar por la esquina, aunque ella lo espere sentada en su silla, con la inocencia perdida y con su enmascarada fuerza.
Y va a seguir esperándolo y no importa que ya sean las 4 de la mañana, ella es persistente como su perpetua sonrisa.
Y ella se esconde, y ella ama, y ella corre, pero ella no vuela y para ser una mariposa hay que volar, pero es otoño en sus pulmones y ella sólo quiere oxidarse el invierno que viene.
Y ella seguirá esperándolo, pensando que va a pasar por la esquina de ladrillos, pensando que él la va a desear cerca. Y es que ella se percata, como quien pierde 12 años de su vida, que nunca tuvo un silencio con paz, nunca tuvo seguridad o quizá sí la tuvo, pero no se dio cuenta, sino hasta hace dos años que la perdió.
Y ella llora y ella no siente, ella voló a 7 planetas distintos, dónde no encontró paz, ni encontró refugio. Y qué vendrá para ella? Y sobre qué volará ella? Ella no puede sostenerse, mientras hoy está sobre una alfombra voladora, mañana más tarde caerá y tendrá que ver sobre qué cuerda se vuelve una equilibrista profesional. Pero ella cree ser fuerte y quizá lo sea, pero eso ni siquiera su alma lo sabe, solo los hilos de su enredada vida.
Y ella solo está despierta aún, porque el árbol de enfrente exhala oxígeno sólo por ella, porque él la ama y ella lo sabe, pero él es obstinado y no va a doblar por la esquina, aunque ella lo espere sentada en su silla, con la inocencia perdida y con su enmascarada fuerza.
Y va a seguir esperándolo y no importa que ya sean las 4 de la mañana, ella es persistente como su perpetua sonrisa.
Y ella se esconde, y ella ama, y ella corre, pero ella no vuela y para ser una mariposa hay que volar, pero es otoño en sus pulmones y ella sólo quiere oxidarse el invierno que viene.
Un beso por un funeral
No puedes reemplazar un beso por un funeral. Y si hoy siento esta brisa, es porque sería obstinada si no la sintiera. No es porque este feliz, sino porque intento elevarme.
Es el hecho de subir, siempre arriba. Una boca menos.
Es el hecho de subir, siempre arriba. Una boca menos.
¿Cómo subir si le echaron tierra a tu medalla inmaculada?
Sería tan buena turista tuya, entre desilusiones y terror seríamos prisioneras de la risa. Y aún no se termina, porque diferentes cadenas me atan, mientras yo floto. Hay ataduras muy fuertes aún, pero esta alma tiene una sombra más larga. Tiene historia, no me dejes caer.
Más que a la velocidad de la luz, pero más que en algunos años.
Aún la muerte no me mira, habrá que ser disforsada.
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