viernes, 28 de agosto de 2009

I

Lamentablemente, no me lamento.
Con esta esencia requisitoria ausente, me entregué y no dejé que me incendien el cuerpo. Tan delicioso padecer, sin tu ser cercano y vivir a solas, de mentira, pero a solas. Deliciosa pintura que cae desde los cielos y me refleja una vida sin tus filamentos. Tan preciados riesgos desperdicio, tantos frenesí no he de analizar, tan solo por estar cerca de tus extraños latidos. ¡Que despilfarro! ¡Que primavera insípida!




Mas nada vale más la pena,que verte desde mis escaleras y volverme a hipnotizar en ti.