lunes, 9 de junio de 2008

Les dejo una interpretación de Alejandra Pizarnik, mi poeta por excelencia. No fue producido, ni editado por mí, lo encontré en una página sobre ella y me pareció una buena lectura de su poesía, ya que es ella misma quien lo lee.







Una mirada desde la alcantarilla puede ser una visión del mundo


-Alejandra Pizarnik-

miércoles, 4 de junio de 2008

Mi terciopelo negativo.


Esto debía tomar más tiempo, debía tomarme un año de pasión y latigazos. Pero no aguanto, porque los latidos empezaron a ebullicionar y no caben en mis pasos.




¿Acaso es imposible tu vida sobre negativos?




Ahora he de visualizarte como la persona ideal, mí persona ideal,
porque se hace de mañana y no debo, y no puedo.
Más que sutil fue tu tope contra mí,
aquel desgarro de inocencia y petición inaudita.
Aquellos bares llenos de máscaras
donde aún buscabas futuro,
mientras yo buscaba salidas.
Tan suave como un corte de papel
y sutil como un nudo de pelo.


Crash into me


Y luego el golpe. El candor maldito que me enlaza.
Cruda pasión.
Esa llama que iba contra los semáforos de las calles,
ese llamado que me enorgullesía.
Sucio y completamente tolerante,
así rompiste los saltos y las cuentas nocturnas.

Y si te llaman apático, es tu vestimenta sutil,
porque cuando deseas eres rápido y subes escaleras.
Pero a mí me acelera el mundo tus pestañas,
que enriquecerán a los ojos pardos
y luego, la satisfacción y tu desencanto.
Igual te deseo.
Y tal vez sea motivo para entregarme a ti,
a tus detalles ancestrales,
que son en los únicos que confié.

Promesas falsas recorren tu cielo,
pero yo las he determinado anteriormente
y a mí no me morderás con piedad.
Porque el Placer nos partió en dos
y hoy en día lo adoramos.

Puedo volarte en otoño,
pero mis caricias serán garras crudas,
donde reina el púrpura violento.
Y me conoces, sabes a qué atenerte.
Cuidado con el calcio.
Porque el dolor fresco y verde me volverá loca
y luego de transformarme en cada criatura,
podrás visualizarme como tu diosa
y como tu perfección virtual.

Si me oyes en el barro,
lame tus angustias.
Ahí estoy sofocada del vuelo de los pájaros
que huyen de tu incandescencia.
Tu fuego me aliviará el pasado
y mi paz te rondará las ataduras.
Sonreiré frente a tus palmas aéreas
y desencadenaré, por primera vez,
un llanto sonoro en tu clímax pulmonar.